La energía considerada desde el punto de vista que nos
interesa, es decir, como recurso que permite la producción de productos y
servicios, es un bien escaso. Por lo que su obtención, consumo y todo lo
derivado de esto, genera una serie de conflictos muy importantes debido a la
gran influencia que tiene la energía en la sociedad actual.
Pero antes de entrar en esta serie de conflictos y otros
temas más concretos, conviene conocer a grandes rasgos qué es la energía y sus
diferentes tipos.
Para generar energía se necesitan materias primas de las que
partir. Existen tres tipos de energías dependiendo de la materia prima que
utilizan para su obtención: no renovables, potencialmente renovables y
renovables.
Las no renovables están divididas en las que utilizan
combustibles fósiles y las que utilizan combustibles nucleares. Los
combustibles fósiles son el carbón, el petróleo y el gas natural, son elementos
que se han generado con procesos geológicos muy lentos y su consumo es
enormemente más rápido. Los combustibles nucleares son por ejemplo el plutonio
o el uranio, tienen un gran rendimiento energético, pero son muy escasos y sus
residuos son muy peligrosos.
La energía potencialmente renovable es la que utiliza
recursos que se encuentran en la naturaleza, pero que si se consumen a una
velocidad adecuada pueden mantener un equilibrio entre consumo y generación. Un
ejemplo de este tipo es la biomasa.
Y por último, las energías renovables son las que utilizan recursos ilimitados, no importando las velocidades a las que se consumen. Utilizan recursos como el sol, el viento o la fuerza del agua. Por tanto, dentro de este tipo de energía se encuentran algunas como la energía solar, la energía eólica, la energía hidráulica, la energía geotérmica,….
A partir de aquí la energía se transforma para ser aprovechada, generalmente en energía eléctrica. Es en esta última en la que iremos profundizando mayoritariamente a lo largo de este blog.
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