Las oficinas también son grandes consumidoras de energía, en
concreto esos grandes edificios que concentran a una o diversas empresas y que
pueden generar un consumo muy importante. Por lo que su importancia dentro de
la gestión energética es más que justificada.
Por lo anterior, vamos a ver qué se puede hacer para
intentar frenar ese elevado consumo y por tanto cómo ahorrar energía en las
oficinas. Nos vamos a centrar en la energía eléctrica.
Lo primero antes de pasar a tomar medidas de ahorro, es
tener claros algunos datos energéticos importantes de la oficina en cuestión:
- Revisar el contrato y tener claras todas las condiciones que en él se reflejan.
- Revisar las últimas facturas para tenerlas como referencia.
- Hacer un inventario de las luminarias existentes en la oficina.
- Tener claro, en caso que lo hubiese, que sistema de climatización existe en la oficina.
Una vez hecho esto, se pueden empezar a tomar medidas, desde
pequeños cambios realizados por cualquier persona, por ejemplo el responsable
energético de la empresa, para pasar posteriormente a tomar medidas
importantes, llevadas a cabo por distintos profesionales.
Las primeras a medidas a tomar sin un coste importante
asociado pueden ser las siguientes:
- Tomando como referencia el contrato y las últimas facturas eléctricas, estudiar la posibilidad de realizar un cambio en la potencia contratada.
- Con los mismos datos, hacer una comparación de ofertas de distintas compañías eléctricas, aprovechando el mercado libre, del que ya hemos hablado anteriormente.
- Ajustar las temperaturas de la climatización, tanto en invierno como en verano, tomando como referencia que según expertos, las adecuadas para un correcto equilibrio entre economía y confort son, en invierno 21° y en verano 26°.
- Por último, llevar a cabo una campaña de concienciación de ahorro y eficiencia energética entre los usuarios de la oficina.
Posteriormente, si se quiere ir aún más allá, se pueden
tomar algunas medidas que pueden venir acompañadas de algunos gastos de
inversión, pero que a largo plazo pueden ser muy beneficiosos:
- Aislar más correctamente el edificio, como por ejemplo instalando doble cristal en las ventanas.
- Las ventanas que estén orientadas al sur, en verano pueden ser un gran problema por la gran cantidad de calor que pueden generar, por lo que alguna protección como un toldo puede ser muy eficaz.
- Comparar diferentes sistemas de climatización y valorar si sería beneficioso el cambio a otro más eficaz energéticamente.
Y por último, si todo esto no es suficiente, o aun habiendo
conseguido buenos resultados, una opción es realizar una auditoría energética
para encontrar problemas que de otra manera sería muy difícil. O dando un paso
más allá, instalando algún sistema inteligente de gestión energética como puede
ser SEINON, que permite hacer un control mucho más correcto y automático de
toda la instalación eléctrica, actuando a la vez como asesor energético.
Fuente: Blog Energía Sostenible
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